La palabra “mambo”
por sí sola parece anunciar música y baile. Sus orígenes, trazados desde las
raíces más tradicionales de Cuba, se remontan a los años treinta, en los que
los hermanos Israel “Cachao” y Orestes López, componentes de la mítica Orquesta
de Arcaño y Sus Maravillas, brindan mayor rapidez al danzón y empleando en la
percusión la síncopa. Más tarde, las influencias memorables de músicos insignes
como Arsenio Rodríguez , Dámaso Pérez Prado , Roderico Neyra
"Rodney", José Curbelo y Benny Moré, darían rotundidad y cuerpo a
este estilo musical y coreográfico conocido en el mundo entero.
Como deja
entrever la pronunciación de la palabra “mambo”, su etimología surge de África,
concretamente de la región del Congo. Las interpretaciones que de este vocablo
se han hecho son diversas, y pueden variar entre una “conversación con los dioses”
y la denominación que se hace de las sacerdotisas vudú en Haití. Más allá de
estas consideraciones hermenéuticas, lo cierto es que el primero que la utilizó
para dar nombre al nuevo estilo musical y de danza fue Arsenio Rodríguez. Como
dijimos, el mambo se desarrolla a partir del danzón, el baile nacional de Cuba,
y el son montuno de Arsenio Rodríguez. En 1940 el son cubano evolucionó hacia
un tempo más acelerado con la incorporación de la conga, piano y otra trompeta,
incorporando estilos cada vez más atrevidos y agresivos. La interdependencia
creciente entre músicos y bailadores hizo posible que la percusión fuera
adquiriendo poco a poco un papel cada vez más predominante. De igual forma, los
arreglos orquestales de Dámaso Pérez Prado, le aportaron una sonoridad nueva,
sin precedentes hasta ese entonces. En los años siguientes se fusionarían
también el mambo y el jazz afrocubano.
La dinámica del mambo
al bailar radica en seguir un ritmo sincopado, con cuatro pasos por compás, o
sea 4/4, nota musical tomada del son cubano y trasmitido al son montuno en el
cual se apoya la base del mambo de Pérez Prado y de José Curbelo. Se marcan los
cuatro tiempos, con movimientos fuertes y frecuentes flexiones de las
articulaciones de pies y brazos. Este es un baile "fuerte" que
requiere velocidad de pies, mucha energía y pocas inhibiciones. En la
actualidad el mambo es uno de los ritmos latinos que se enseñan en clases de
baile de salón, aunque en muchas escuelas tiende a confundírsele con el son
montuno o guaracha comercialmente llamados salsa en Nueva York.
Claros y famosos
exponentes cubanos de este estilo musical fueron los ya mencionados Israel “Cachao” López (La Habana, 14 de
septiembre de 1918, Coral Gables - 22 de marzo de 2008, Miami). Se convirtió en
una leyenda de la música cubana con su magistral manejo del contrabajo y se
destacó por sus actuaciones musicales en el mambo y el jazz afrocubano. Su
talento lo llevó a obtener dos premios Grammy (en 1995 y 2005), un Grammy
latino en 2003, el título de Doctor Honoris Causa otorgado por el prestigiado
Berklee College of Music y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Ha
sido descrito como "el inventor del mambo". Se le considera un
maestro de la descarga (improvisaciones en vivo)); Orestes López, Dámaso Pérez
Prado y su Orquesta ((Matanzas, Cuba, 11 de diciembre de 1916 - Ciudad de
México, 14 de septiembre de 1989), el "Rey del Mambo"); Machito ((Francisco
Raúl Gutiérrez Grillo, La Habana, 16 de febrero de 1912 – 15 de abril de 1984,
Londres), músico y cantante cubano que desempeñó un papel fundamental en la
historia y creación del jazz afrocubano); y Beny Moré (Bartolomé Maximiliano
Moré Gutiérrez (Santa Isabel de las Lajas, 24 de agosto de 1919 - La Habana, 19
de febrero de 1963), conocido como El Bárbaro del Ritmo o El Sonero Mayor de Cuba,
de un innato sentido musical y dotado de una fluida voz de tenor que coloreaba
y fraseaba con gran expresividad), entre otros muchos. Con un video de Benny
Moré sabremos perfectamente cuál es el encanto que envuelve esta música que
invita a no quedarse sentado por mucho tiempo en nuestros asientos.