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domingo, 8 de junio de 2014

Manzana de Gómez: Emblemático edificio de La Habana.





     Uno de los símbolos del esplendor  habanero de comienzos del siglo xx hace honor al nombre de “Manzana de Gómez”. Dicha instalación enmarca las calles de San Rafael y Neptuno, y Monserrate y Zulueta. En la ubicación citada se encontraba antiguamente la puerta de Monserrate antes de la demolición de las murallas  de La Habana en 1863. 
  
     Un español de origen vasco llamado Julián Zulueta, poderoso comerciante, fue el primero en realizar la compra del terreno. Una vez realizado el proyecto inmobiliario para el lugar, comenzaron las obras, y una vez realizadas las primeras excavaciones se descubren una serie de manantiales, que transformaron el proyecto y con ello el presupuesto destinado a la obra, la cual  fue imposible de realizar.  De esta  manera el sitio quedó conocido como “Las ruinas de Zulueta”.

     Años más tarde, alrededor de 1894, Andrés Gómez Mena adquirió los terrenos y levantó un edificio comercial de una planta, rodeado de un portal público corrido, con sus cuatro esquinas, achaflanadas, vértices de dos galerías que se cruzaban diagonalmente y cubiertas de vidrio.

.     En 1908 comenzó la construcción del Polyteama Habanero en la primera planta del edificio. Era un conjunto de instalaciones compuestas por la sala de teatro Polyteama Grande, y donde Eliseo Grenet dirigió la orquesta Polyteama Habanero e hizo su debut  en el año 1911 a los dieciséis años, María Teresa Vera.  También contaba con la sala cinematográfica Polyteama Chico, donde se estrenó en el año 1913 el primer largometraje silente filmado en Cuba. Comprendía además una pista de patinaje, un restaurante y algunos kioscos, los cuales se ubicaban en la calle Zulueta. Desgraciadamente, la empresa fracasó y se demolieron las estructuras de acero y el interior de las instalaciones, manteniendo únicamente las fachadas y la escalera principal del teatro. En su lugar se apostó por el crecimiento vertical del edificio para ubicar en los nuevos pisos oficinas y sucursales bancarias.

 

     En el año 1917 el edificio se terminó, con una totalidad de cuatro pisos nuevos sobre la planta baja,  y en los años venideros se le dotó de ocho ascensores; dos por cada una de las calles que lo encuadran. Esos pisos, fragmentados en 560 cubículos, se dedicaron a oficinas, aunque también funcionaron en la Manzana las academias comerciales Pittman, en el segundo piso, y Gregg, en el quinto. En uno de esos cubículos radicó la Institución Iberoamericana de Cultura, que presidió don Fernando Ortiz, y no pocas legaciones y consulados tuvieron en estos sus oficinas. Allí tenían sus bufetes muchos abogados y también la revista Show, de Carlos M. Palma, de enorme circulación en Cuba y en todo el ámbito hispánico; fuente imprescindible para conocer el mundo de la farándula cubana.   



     En la actualidad,  tras varios años cerrada, se encuentra en remodelación para convertirse en un hotel de alta categoría al servicio del turismo.

Fuentes: Juventud Rebelde Virtual, Skyscrapercity.com y Cubanet.org.

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